Préstamo tío

 

 

 

Relatos breves inspirados en hechos tan extraños como ¿ciertos?.

 

 

La campana que sonó sola

En un pequeño pueblo asturiano, la campana de la iglesia llevaba años muda: oxidada, olvidada, colgada en lo alto de la torre. Una noche de noviembre, sin viento ni tormenta, sonó tres veces.

Los vecinos, incrédulos, salieron a la plaza. Nadie había subido, nadie tenía la llave del campanario.

Al día siguiente, el sacristán encontró en el suelo de la torre una pluma blanca, limpia, como recién caída de un ala invisible.

Desde entonces, cada aniversario de aquella noche, la campana vuelve a sonar sola, siempre tres veces, siempre a la misma hora.

Los más escépticos hablan de corrientes de aire, de metales que se dilatan con el frío.

Los demás prefieren creer que alguien —o algo— sigue velando por el pueblo, recordando que lo extraño puede ser tan cierto como lo cotidiano.

 

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23/11/2025

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